La verdad es, que por supuesto no iba a ser la última vez que se viesen. Pero hasta que eso ocurriera, si era cierto que pasaria mucho mucho tiempo. Y decidieron despedirse así; en el mismo lugar donde se dieron cuenta de que entre ellos había mucho más, donde decidieron mandarlo todo al carajo. Una botella de Tequila y ellos dos. Y en el último trago, no le rogó, en el último trago le lanzó una fugaz mirada desde sus grandes ojos a aquellos diminutos, entreabiertos y sin decir nada, se levantó tambaleándose y emprendió el camino a casa. Y en el último trago, se fue, a llorar por los mismos dolores.
Paso una vez más y me encuentro otra gran entrada, escribes de fábula. Besos desde:
ResponderEliminarwww.smileandwomanocry.blogspot.com <3.