Las canciones deben ser tristes, porque siempre hablan de desamor, de fracaso; cuando estás en ese momento, tan escaso en la vida, de pasión compartida, no se escribe, se vive

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viernes, 27 de septiembre de 2013

Eso antes no pasaba.

"Yo lo dejo cuando quiero, piensa. Pero ni ella misma se lo cree. Como quien dice que puede dejar de fumar cuando quiera. Pero sabe que no y no sabe por qué. Eso sí le jode. Ella quiere una explicación lógica, racional, aún sabiendo que los sentimientos y las relaciones son absurdas e irracionales. Y más ella, que es tan pasional. Sabe que le falta algo. Le falta algo hasta follando. Y antes eso no pasaba. Antes le faltaba algo el resto del tiempo, pero follando todo era cojonudo. De eso ya hace tiempo. O sea, que tampoco sabe por qué folla para nada ni para nadie. Se siente febril y quiere un abrazo. Se ha puesto tonta porque no quiere un abrazo de cualquiera que correría a dárselo. Quiere un abrazo de él, que jamás vendrá a su cama si no es para correrse."

jueves, 12 de septiembre de 2013

Las 6

Son las 6. Llevo odiando las 6 toda mi vida. A las 6 nunca te puede pasar nada bueno. Por eso siempre que vuelves y te vas son las 6. A las 6 amanece, te despides, coges taxis, abres puertas que no quieres abrir, dejas a gente salir de tu vida cuando solo quieres que se queden... a las 6 estás demasiado borracha de alcohol y sexo para dormir y demasiado triste para no llorar. A las 6 no quieres que sean las 7 y preferirias morir antes que afrontar la noche que se ha acabado. A las 6 empieza a salir el sol y con él, el calor sofocante que no se parece al que tenías cuando estaba aquí. A las 6 no esperas ninguna llamada, y no puedo esperarte a ti. Por eso odio las 6, porque las peores cosas pasan en esa hora.

jueves, 22 de agosto de 2013

No te soporto, de verdad que no te aguanto.

"Tres y media de la madrugada. Me despierto pensando que estás a mi lado y te juro que hasta puedo sentir tu mano en mi muslo, como siempre. Aunque dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado. Otra noche más sin poder dormir, soñándote, soñándonos. Otra noche más en la que me he tomado mi dosis diaria de valeriana, me he liado cuidadosamente un porro y me lo he fumado. Y otra noche más que no funciona. Todo para no imaginarme que ahora mismo ya te habrás metido de todo, habrás tocado, te habrás puesto ciego y ahora te estarás follando a otra en tu camerino. No te soporto, de verdad que no te aguanto. Y sin embargo no me resisto a toda la gilipollez y chulería que llevas encima. Ni a tus manos, ni a tus labios ni siquiera a tu violencia y odio al mundo. Te follaría tanto como te odio. Ahora entiendo, a estas alturas, la delgada línea que separa el amor del odio, y como yo la cruzo diaria y estúpidamente."

miércoles, 31 de julio de 2013

en Ti.

Son las 3 y media y no tengo sueño. Te acabas de ir, y ahora no le veo sentido a lo de estar sin ropa. Camino descalza por el pasillo de casa, apago las luces y me asomo a la ventana. Aún siento tus manos por mi cuerpo, y mi labio inferior sangrando ligeramente me recuerda los besos que nos hemos dado. Escalofrío. Me lio un porro y pienso en Ti. En ti no, ya lo sabes, en Ti. Y en tu manía de joderme los mejores polvos.

viernes, 28 de junio de 2013

Contradicciones.

Recojo los pedazos de mí que quedan después de una noche de besos en callejones por los que espero no pasar nunca más. Recojo los pedazos y suspiro. Aceptar las cosas nunca es facil. Se me habia olvidado lo de tu forma de mirar y hacerme daño, lo de tu voz y tus labios. La adrenalina de la madrugada y el fundirmelo todo en una noche, contigo y por ti. Sabes de lo que hablo, porque a ti te pasa igual. Me equivocaría otra vez, pero nunca me han gustado los números pares.
Odio que vuelvas sin avisar y te vayas sin despedirte,
que vengas sin irte.
Odio que te rias de mi y del tiempo, 

aunque ya no sea invierno y yo siga teniendo frio...
Odio las contradicciones, 
pero soy adicta a ellas.


domingo, 28 de abril de 2013

Erróneos e incorrectos.

Fue justo en ese momento cuando me di cuenta de que la felicidad, como todo el mundo no paraba de repetirme, estaba en las cosas mas pequeñas, solo tenia que saber apreciarlas para que inundara todo mi cuerpo.
Me di cuenta de que mi felicidad esa tarde, 

estaba en fumarme un cigarro mientras la lluvia y la melaconlía me empapaba,
en un domingo tan triste como mis ojos un día cualquiera,
en un bar perdido por alguna calle de la ciudad,
en la lágrima que me caia mientras oía como recitaba ese poema que me abría heridas,
en mis orgías de andar por casa, como Salem las llama,
en recordar como nos queríamos follando aquella madrugada.

Porque yo prefiero que seamos erróneos e incorrectos.





lunes, 4 de marzo de 2013

Estranged.

Llueve. Subo las persianas hasta arriba. Que entre la lluvia, que me resfresque, que borre las marcas que has dejado en mí. Y que se las lleve. Que discurran como el agua por las calles que recorrimos, por los bares donde bebimos, por donde nos conocimos sin querernos conocer demasiado.
Y que unas gotas caigan sobre ti, y me recuerden. Que tus labios recuerden como los acariciaba contra los míos, y tu lengua los perfile como yo, echándolos de menos. Que tu piel recuerde el calor junto a la mía, y se muera de frío. Que tus manos vuelvan a recorrer cada centrímetro de mi cuerpo, y te estremezcas como la primera vez. Que tu música no tenga sentido sin mí. Y cuando sientas y recuerdes todo esto, solo entonces, vuelve.


jueves, 28 de febrero de 2013

Colmillos y Púas; Ellos y Ellas

Había perdido la cuenta del tiempo que Lo llevaba encima. 30 meses, exactos. No se había movido, ni un milimetro, desde entonces. No había pasado un día sin mí. Se había despegado hace ya un tiempo, pero lo pegué con todas mis fuerzas, asegurándome de que nunca jamás volvería a soltarse de mi cuello... y riéndose de mí, aún permanecía ahí.
Ella sin embargo, no llevaba más que 6 meses mal contados. A diferencia de Él, que lucía satisfecho al rededor de mi cuello, siempre por encima de cualquier prenda de ropa, marcando pertenencia (ya no sé si yo de Él o Él de mí), gustaba a casi todo el mundo. Ella se pasaba los días bajo mi ropa, escondida, jugando entre mis sujetadores. Solo la luna la conocía, cuando los fines de semana, la sacaba a que le diera el aire, y la emparejaba con algún cigarrillo y unas rondas de chupitos gratis. Y la gente la miraba, me pedía permiso para cogerla, la acariciaba y yo les contaba de buena gana su historia. Y ya no sé si les gustaba ella o yo, aunque algún que otro insensato había jurado que ella y yo, éramos todo una.
Solo una persona me advirtió que un día, Él, mientras dormía, afilaría su blanca punta y se me clavaría tan fuerte en el corazón que me produciría una herida profunda que sería casi imposible de cerrar. Y yo no le creí. Yo Lo apretaba cada vez más fuerte en mi mano, hasta que un día cuando mis dedos fueron a acariciarlo, me di cuenta de que no estaba. Y lo busqué por todas partes, pero no apareció. Y Ella se puso feliz, porque pensó que por fín ascendería a mi cuello, pues estaba aburrida de mi pecho, ya se conocía todos los sujetadores de memoria, siempre le acariciaban las mismas manos y estaba contaminada con tanto humo. Pero no estaba preparada para que reemplazara el lugar de Él, asi que Ella  se quedó abajo, eso sí, la sacaba a la oscuridad más a menudo. Y con el tiempo, aprendí que no te puedes fiar de Ellas, pues parecen quererlas mientras les hacen el amor, pero luego acaban medio rotas, tiradas por el suelo de cualquier garito. Pero menos te puedes fiar de Ellos, que se te clavan en el pecho cuando menos te los esperas o peor aún, desaparecen, y entonces, ya no importa que quieras abrazarlo con todas tus fuerzas, porque jamás vuelve.